Gusanito de bellota
Hoy se cumple un año de la muerte de mi abuelita. Tal vez su ausencia no nos dolería tanto si pudiéramos reunirnos, pero como es el 2020, cada quién está en su casa y su ciudad, recordándola y llorándola a su manera. Está es la mía: Tuvo muchos nombres, además de Mamá, Amá y Mami, fue mi Abuelita gorda, Doña (como le decía mi papá), Abu (como le decía la generación de nietas y nietos más joven), Carmelita Carmelita, como le dijo un bisnieto y que derivó en que la bisnietada le dijera abuelita Carmelita. Creo que este último era el nombre que más la gustaba, porque venía acompañado de abrazos, besos y alegría infantil. Y si algo tuvo mi abuelita siempre fue una especie de chispa infantil, que le brotaba en la risa cuando se le ocurría alguna travesura. Se le ocurrían seguido y disfrutaba mucho tener a sus nietas y nietos de cómplices. Mi abuelita siempre fue una mujer pequeña de estatura, una vez me dijo que de joven media 1.47m, y con los años, como decía una caricatura de mi infanc