Got my message?
La otra noche, después de un sueño extraño, me desperté repitiendo tu nombre, como un mantra, como una oración de protección contra las pesadillas, como quien invoca a los espíritus. Lo repetí mucho, con los ojos cerrados pero bien despierta, en la oscuridad de mi cuarto, en plena madrugada. Repetí las cuatro palabras de tu nombre, una y otra vez, hasta que tu nombre dejó de ser tu nombre y yo ya no te hablaba a ti. Repetí las cuatro palabras de tu nombre hasta deshacerlas sílaba a sílaba, letra a letra, como quien desmigaja un pedazo de pan. Solamente entonces pude volverme a dormir.