Ya no quiero que me escribas

Tengo una amiga escritora. De esas que se escriben con E mayúscula. Tan mayúscula que la publican (en español e inglés), lee en FILs, da talleres, clases en universidad, va a congresos.
No la presumo porque yo nada tengo que ver con todo eso que es ella. 
La admiro, eso sí, y siempre; porque es valiente. Es y siempre ha sido escritora en  una ciudad letrada mexicana que es un muladar.

Tengo una amiga E S C R I T O R A
Así en puras mayúsculas. Porque es y siempre ha sido.

Tengo una amiga escritora a la que desde hace más de una década le he pedido, medio en broma y medio en serio, que me escribiera en algo.

Además de escritora, tengo una amiga santa: Pudo haberme dicho mil y un veces no... o amiga date cuenta. Pero no lo hizo, nunca.   Su respuesta siempre fue una especie de "ay tú" entre risa y resignación a mis ilusiones de ser musa, y ponerse a revolotear en otra cosa.

Me pensaba y me creía tan poca cosa que, pedirle eso a ella era mi manera de quedar en algo, de trascender tal vez.  Porque sabía que no sería nunca Musa de ningún artista. 

Ahora sé que en el fondo, con toda la ingenuidad de mis veintes, sabía que no sería musa de nadie nunca, porque me repelía la dinámica torturada del poeta/escritor/pintor y la musa. 

Por esas dinámicas me alejé de la escena literaria cuando era estudiante de Letras.

(Aparte que para dinámicas tortuosas con la de mi novio pesadillesco de la carrera tenía... Una cosa es que me saliera natural poner cara de hartazgo ante las obviedades pseudo intelectuales de los vatos de la escena, y otra muy distinta darme cuenta que estaba con un vato manipulador)

Ahora lo sé. Entonces no lo sabía. 
Ahora puedo ver cómo mi petición romantizaba una visión del rol de musa que perpetuaba todo el daño que me habían hecho otros en lo que se refiere a mí autopercepción.

Tengo una amiga escritora. A la que admiro, y en especial le agradezco la paciencia. A veces (siempre) me tardo mucho en darme cuenta.


Y ahora, después de tanto tiempo, por fin entiendo: no quiero ser musa de nadie. 

Queridísima A M I G A:
te admiro, te quiero, te... tanto... Espero que seamos una de otra siempre, hasta estar llena de canas, arrugas y risas frescas.

Ya no quiero que me escribas.

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