Galicia vs el gym

Desde que dejé la danza, hace ya 7 años, inicié una batalla con mi peso. He intentado muchas cosas para bajar de peso, dieta, no dieta, pastillas, caminar, no comer...lo único que me funcionó realmente fue una rutina épica de ejercicios que me puso el Iván hace 2 años, pero como no la mantuve me fui de nuevo para arriba.

La última de mis andanzas fue meterme a natación en la escuela, logré bajar 800 gramos....
en 3 semanas, así que decidí buscar otras opciones y de nuevo heme aqui, declarando la guerra a mi peor enemigo.

Total que se me ocurrió la brillante idea de inscribirme en un gym porque eso de que la maestra de natación, que nunca se mete al agua, me diga constantemente que tengo problemas con la brazada, la patada y la respiración no es nada reconfortante.

Hoy fue mi primer día y debo reconocer que más que hacer ejercicio físico , fui a ejecitar mi autoestima y mi autocontrol.

Para empezar el "entrenador" Mario--joven, con acné, brazos de popeye y que le gusta silbar canciones de juanga y como él admite no sabe ni que día es--me puso a caminar 35 minutos.
So far so good, caminando--al ritmo the the best of Queen--acompañada por otra gordita y un señor con panzita cervecera que tiraba golpes de box de vez en cuando y que corrió la mitad del tiempo.

Caminé todo el tiempo a paso veloz, que la true no fue muy rápido porque soy de zancada corta y paso lento, disfrutando el paisaje que ofrece el crucero del periférico y el vado del río: anuncios de comida del carl's juniors.

Me bajé de la caminadora con ganas de una guacamole burger.

Después de volver loca a la caminadora con mi ritmo cardíaco fluctuante por 35 minutos, bajé a lo que de ahora en adelante me referiré como la sala de torturas.

En la sala de torturas hay máquinas de todos tipos, que se ven nada amenazadoras. Esa primera impresión es totalmente falsa, uno no descubre su verdadea naturaleza hasta que te pones en una y tratas de hacer de la manera menos ridículamente posible la rutina que te asignan.

Todo tiembla, la máquina rechina burlándose de ti, que no nada más estás roja, respirando a duras penas y muy consciente del temblor de la panza, los brazos y--dios apiádate de mi---los cachetes, sino que sabes perfectamente bien que estás trabajando con el mínimo de peso: en modo alfeñique.

La sala de torturas no sería tan mala si no estuviera cubierta de espejos. Sin tanto espejo podría pretender que es mi imaginación lo de la tembladera y la cara roja. Pero no, voltees a donde voltees ahi está un espejo, dobleteándote la humillación.

Lo peor del caso es que acabas una rutina, te ejercitas la autoestima dices "si puedo, todo va estar bien, ¿que sigue?" y el entrenador no está en ningún lado, lo único que ves es un mar de máquinas y espejos, todos haciéndose los inocentes. Prefiero hacer burpees, por lo menos ellos no se hacen los santitos.

¿Y el entrenador? el entrenador chiflando de arriba a abajo en el gimnasio, porque los sábados limpian. Eso significa que debes subir las escaleras a buscarlo--subí 5 veces--y que te diga que sigue en la interminable lista de humillaciones por venir, ermph...quise decir, en la rutina.

Y justo cuando te empiezas a acostumbrar a lo de la tembladera, etc. Justo cuando dices "bueno, no está tan mal, con un poco de práctica voy a mejorar y no voy a temblar". Justo en ese momento empieza a llegar la fauna local de la sala de torturas.

Por un lado está la chica naturalmente flaca, en shorts de mezclilla a la daisy duque y convers, desafiando a la gravedad, peor que Michael Jackon, haciendo sentadillas espaciales con la ayuda de una máquina que no tiene cara de máquina sino de botas de esquiar.

Por otra parte esta la morra guëra de rojo y negro, con gorra y guantes para pesas, cuya velocidad en las máquinas es record mundial. Lo mismo con las abdominales, 30 segundos y listo, hace mil chorromil abdominales en lo que yo apenas me acomodo para una.

En una máquina se sienta un señor con cinturón de cargador y se pone a levantar y jalar unos pesos enooormes, y ni siquiera suda. Es como un ninja, derepente está en una máquina, derepente en otra, cada una más complicada y con más peso que la anterior. Y sigue sin sudar.

Luego llega la pareja sexosa. Él con brazos venudos y tatuaje de alambre de púas, ella con pantalones blancos y sin calzones. No hacen otra cosa más que tocarse y nalguearse entre cada ejercicio. Ella también hace las sentadillas espaciales y él se dedica a levantar pesas y observarse en el espejo con cara de satisfacción entre cada descanso.

Luego está el chico que tiene como misión en la vida ser como Pepe Cortisona. Tiene el pelo negro y va vestido de blanco. Creo que pasa demasiado tiempo en el gym porque primero pensé que traía pantalones pero, cuando se acercó a compartir la máquina para triceps conmigo--¿así o más humillante? yo en modalidad alfeñique con 20lbs y él en 65lbs--me di cuenta de que traía shorts.

Por último veo por ahi a un muchachito flaco flaco flaco, de unos 16 o 17 años, con cara de borrego en el matadero como yo. Lo veo como un alma hermana. Eso no duró mucho. Fue al leg press y levantó 50 mil libras también.

Por mi parte aguanté lo más que puede, hice las rutinas lo mejor que me salieron y salí de ahi resistiendo las ganas de tragarme una guacamole burger y jurarme a mi misma no volver al gym.

Eso si, no salí de ahi asi como asi, primero tuve que llenar un formato para el entrenador y especificar que quiero obtener. Me dieron ganas de poner "mi juventud y mi buen cuerpo de los 17" pero en vez de eso me conformé con "bajar de peso, bajar el abdomen y fortalecer espalda y brazos".

Por si no fuera suficiente, cuando le entregué el formato al entrenador, me preguntó "¿cómo andas de power?" y ante mi mirada de "¿eh?" me contestó "si todavía traes power vete a las caminadoras a hacer cardio--me vio de arriba a abajo y dijo--para que bajes de peso más rápido"

El gym debería tener un aviso en la entrada, algo asi que dijera "Advertencia: está usted por entrar a un lugar de gente más en forma que usted. El riesgo de sufrir un golpe a su autoestima es 100 veces mayor que sufrir un desgarre muscular".

Comments

sylvíssima said…
eres tan tan tan tan divertida! mis carcajadas se oyeron en todo belleville. por fin alguien supo escribir lo que yo sentí en mis primeras sesiones de gym.

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